HEURÍSTICA
(EL ARTE DE INVENTAR)
por
MANUEL CHAURE VALLEJO
CUADRO GENERAL DE LOS COMPORTAMIENTOS
Las posiciones intelectuales
Dominio de la teoría Pragmatismo
Primacía del razonamiento Intuición, imaginación
El dogma Las creencias múltiples
La “posición” alcanzada La adaptación
La casualidad La finalidad
La controversia, el debate La indagación conjunta
Concepción analítica Concepción holística
La relación casual El pensamiento sistemático
La psicología
Dependencia Autonomía
La paciencia, la resignación El gozo de la creación
La virtud de la prudencia El espíritu emprendedor
La culpabilidad El derecho al error
El aprendizaje El descubrimiento
La recompensa futura La realización de sí mismo
La estructura social
La propiedad de los bienes El valor de la persona
La obediencia a la autoridad La iniciativa, la responsabilidad
La jerarquía Las estructuras informales
El poder La función a desempeñar
El rechazo de los conflictos La solución de los conflictos
La relación con los demás
El individuo La persona en el grupo
La independencia La interdependencia
Visión personal Visión compartida
La uniformidad La diversidad
El prestigio personal La realización
La competencia La cooperación
El circuito del conocimiento
El mundo
en que
vivimos
El circuito de la heurística
HEURÍSTICA: Más allá de lo conocido
1.- Cada uno debe responderse
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice,
nunca se ha de decir lo que se siente?
(F. de Quevedo)
Para poder decir lo que se siente, como proclama el verso de Quevedo, hay un primer requisito: sentir. La idea del verso también podría interpretarse como “pensar”. Mejor aún, si nos lo permite el poeta: sentir y pensar.
Son pocos, y constituyen honrosa excepción, los que en nuestra sociedad practican tan arriesgadas aventuras. Los más poseen el confortable hábito de ingerir acríticamente las ideas, “slogans” y reflejos mentales que le son proporcionados, ya predigeridos, por los medios de comunicación social, y utilizarlos como la expresión de un modo de pensar con frecuencia inexistente.
Evitan así el compromiso de formar los necesarios juicios personales que determinan a cada cual como ser autónomo, y se adaptan cómodamente a una situación en la que el consenso social legitima la cultura dominante, incluida la propaganda. Ambas son servidas al ciudadano, generalmente mezcladas al modo de una buena ensalada, como “la verdad”, es decir, lo que hay que creer, para que se haga lo que hay que hacer. A ello coopera el fenómeno de la masificación, apoyado por un mostrenco entusiasmo social por la democracia que adorna de virtudes, con notoria exageración, a una imperfecta fórmula de sistema político cuyo mejor atributo es, como dijo Churchill, el de ser menos malo que los restantes, y refuerza la falsa idea de que algo es más cierto o conveniente por el hecho de que son muchos los que así lo dicen. Por otra parte, la vieja dialéctica izquierda-derecha, cada vez menos significativa en las sociedades modernas desarrolladas, contribuye a mantener una confusión interesada, al vestir con apariencia ideológica simples propósitos de tipo pragmático, poco nobles, interesados y manipuladores, propios de los círculos de poder.
Perdido el Paraíso Terrenal, el ser humano ha asumido su leyenda como una nostalgia poética y estéril que significa una huída psicológica en los momentos de crisis y abatimiento. Pero, en el fondo de su conciencia, sabe que la tierra es un escenario inhóspito y que el tejido de su vida está constituido por un esfuerzo continuo, del que depende el sobrevivir y la mejora de sus condiciones para hacerlo.
Sabe también que la realidad es insatisfactoria y cree que sería bueno modificarla. No obstante, se refugia en una actitud pasiva y se limita a esperar el devenir de acontecimientos que escapan a su control, aunque determinarán su futuro.
Desde una posición más exigente y optimista parece oportuno, frente a estas extendidas actitudes de carácter conformista, llamar a las voluntades de los muchos que aún pueden perfeccionar su pensamiento, mediante el pregón de la capacidad humana para influir sobre su propio destino, en una mayor medida de la que ofrecen los caminos ya muchas veces transitados.
2.- La necesidad de innovar.
Eureka! (Arquímedes)
Lo que sigue hablará del futuro. No de conjeturas sobre lo que puede ser el escenario del mañana. Tampoco de la extrapolación de las tendencias observables ni de consideraciones basadas en los ciclos históricos. Es decir, no de prospectiva.
La intención de estas notas es, más bien, reflexionar sobre lo que se puede hacer para crear cosas y situaciones distintas de las que hay. De establecer un marco de reflexión, un clima mental, en torno a las creación de nuevos aspectos de la realidad o, inclusive, de nuevas realidades. Dicho en términos más precisos, se hablará de heurística, de los actos encaminados a producir innovación.
Las sociedades más adelantadas de nuestros días han alcanzado unos altos niveles de “estar” en la vida, fruto de un progreso hecho de numerosos esfuerzos técnicos, científicos y sociales. ¿Permite ello pensar que hemos llegado a la meta? ¿Es posible creer que los problemas actuales de la humanidad son menores que los de épocas pasadas? ¿Todos los logros alcanzados son definitivos? No parece que pueda responderse de una forma claramente afirmativa a tales cuestiones, sin negar que han mejorado las pautas básicas en las que transcurre la existencia de la humanidad, pese a que siempre hay pesimistas al respecto (la figura del aguafiestas es eterna)
Vivimos en un mundo cada vez más globalizado por la eficacia de unos sistemas comunicativos antes no imaginados, y por la difusión continua de un volumen de información difícil de asimilar, pero –tal vez por eso- nos encontramos lejos de haber alcanzado una razonable “eutopía”. Por el contrario, la humanidad se encuentra actualmente sometida a la presión de un conjunto de problemas, algunos muy antiguos (como la persistencia de las guerras o del hambre y la miseria en el mundo) y otros de más reciente aparición, como la superpoblación, las nuevas enfermedades, desastres y desajustes ecológicos, etc.
Puede argumentarse con veracidad que no se trata, en muchos casos, de cuestiones realmente nuevas, algunas han existido siempre, y la diferencia con tiempos pasados estriba en su difusión y conocimiento generalizado, antes muy restringido. Y este hecho indiscutible constituye precisamente la nota diferencial que agudiza la sensación y la conciencia de lo problemático de nuestro momento vital.
Todo ello constituye un desafío permanente a la inteligencia, para encontrar nuevos caminos hacia un futuro mejor. Es perceptible la necesidad de renovar, en muchos aspectos de la acción humana, las fórmulas que han constituido nuestra historia, y de producir innovaciones capaces de sustituir nuestro presente insatisfactorio por un futuro más perfecto.
Esto alcanza a toda clase de disciplinas de trabajo, desde los grandes temas de carácter social –como encontrar mejores fórmulas de acción política y de reparto del poder. Hasta cuestiones meramente técnicas como el alumbramiento de nuevos recursos energéticos renovables, baratos y no contaminantes. O, desde un punto de vista más modesto, a la manera eficaz de combatir contra el ruido en las ciudades, de producir artefactos que aumenten la seguridad de los automóviles o de mejorar el rendimiento de un equipo de vendedores de una empresa comercial.
3.- ¿Quiénes son los innovadores?
Dans le métier de philosophe, il est essentiel de ne pas comprendre
(Paul Valery)
Antes del presente siglo, la producción heurística ha sido en general fruto de acciones individuales. La historia de la humanidad está salpicada de nombres famosos, que hoy reciben un reconocimiento y admiración de los que muchos carecieron durante su vida. Así Newton, Gutenberg, Copernico, Edison, Einstein y largo etcétera. Algunos rasgos son comunes a tan distintas personalidades:
En primer lugar, un inconformismo, muchas veces apasionado. Es decir, la discrepancia con un mundo de cosas que siendo así, podían ser de otra manera. Bien porque no convencían a la inteligencia, no funcionaban correctamente, respondían mal a las necesidades sentidas, o tal vez más simplemente, porque no gustaban. También, probablemente, porque los espíritus más libres se resisten a la aceptación mecánica de lo establecido como verdad, y piensan que la realidad no es necesariamente inevitable
En segundo, la capacidad para imaginar objetos o ideas existentes fuera de lo conocido, desde actitudes heterodoxas, como el conocido y siempre citado caso de Galileo.
Tales rasgos implican, además de una inteligencia original e imaginativa, una alta dosis de audacia intelectual y de libertad personal. También una actitud psicológica que no rehuye la ruptura con lo establecido, y que ni siquiera excluye el absurdo como fuente de incitación hacia un nuevo tipo de pensamiento en el que lo insólito pueda ser habitual (¿quién podía concebir en la matemática de la Grecia clásica la raíz cuadrada de números negativos, una geometría que rechazara el quinto postulado de Euclides, o imaginar superficies de una sola cara como la banda de Möbius o la botella de Klein?) Condición necesaria es la posesión de una fuerte energía moral sin la que muchos hubiesen sido derrotados por la hostilidad social que normalmente ha rodeado su acción.
La actitud innovadora, por tanto, posee una fuerte caracterización en el rechazo de las bases de acción rutinarias y en su firmeza en considerar lo irracional como posible. Es la actitud del pescador que recorre sin cesar nuevos recodos del río para echar sus redes por todas partes, convencido de que el lugar habitual ofrece pocos peces y todos del mismo sabor.
Se ha considerado frecuentemente el acto heurístico como fruto de un toque místico que han recibido algunos privilegiados señalados por el dedo del destino, que son tenido con justicia por las grandes figuras de la historia de la humanidad: esto es, la visita de las musas.
Que tan notables damas visiten alguna vez en la vida a unos pocos seres humanos para inspirarles grandes ideas, es un hecho admirable pero poco relevante a nuestro propósito (otra cuestión es que haya ejemplos de ello – he ahí Mozart – pero aquí no se pretende hablar de “genio”)
Sin embargo, es improbable que una mayoría de personas no las haya tratado alguna vez, aunque sea en un encuentro casual, con prisa, y quizá para recibir de ellas obsequios modestos. ¿Quién de nosotros no tiene la experiencia de – en algún momento – haber contemplado con luz nueva una situación sobre la que hemos tenido una idea que podía modificarla ventajosamente) O, mejor aún, que una idea, una ocurrencia. Pero, porque no se ajustaba al mundo tal como es (o sea, como se nos ha explicado que es), hemos descartado esta nueva hipótesis de la realidad y tal vez malogrado una posible e interesante vía de acción innovadora.
Esto significa, de un modo preciso, que muchas posibles contribuciones a la construcción de un futuro más innovador se pierden a causa del encogimiento que produce en la conducta el riesgo inherente al hecho innovador (“ser profeta- dice Romano Guardini- significa decir a su tiempo, contra su tiempo, lo que Dios manda decir, y ya se sabe que los profetas suelen tener escasa aceptación social y, con frecuencia suelen tener escasa aceptación social y, con frecuencia, terminar de forma desagradable). Riesgo porque incluye siempre la oposición de las ideas aceptadas que constituyen el sentir social, y en consecuencia, exige una gran fortaleza para resistir los previsibles ataques.
No existe, en nuestro tiempo, un concepto “místico” de la innovación en el sentido antes indicado. Al fin y al cabo, en nuestra época se han analizado científicamente, desde Freud y su escuela, hasta los fenómenos misteriosos del sueño y los elementos mágicos se encuentran hoy afincados en la parapsicología y en algunos aspectos que no atañen, en general, al hecho innovador.
Pero hoy continúa habiendo innovadores, en general más anónimos, que están contribuyendo al futuro con progresos continuos sobre la realidad existente, y cuyos frutos utilizamos aunque no conozcamos a sus autores.
Ellos se beneficia, además, de un conjunto de técnicas que el análisis del proceso creativo ha desvelado como los instrumentos mentales que utilizaron los grandes descubridores de la historia. Tales técnicas son, además, sistematizables hasta en su esencial heterodoxia, y susceptibles de ser practicadas a voluntad, sin tener que esperar a las musas, cuya disponibilidad y obediencia a los deseos humanos nunca está garantizada.
Otra nota que caracteriza a estas personas – salvo excepciones singulares en las que la humanidad nunca deja de ser pródiga – es el trabajo colectivo, en grupo y sujeto a prescripciones que tienden a asegurar la mayor eficacia funcional mediante la heterogeneidad de sus componentes.
4.- Conocimiento e innovación
Proverbio chino: “lo que puede ser enseñado no vale la pena ser aprendido”
Nuestras sociedades modernas y desarrolladas, por razones se superflua enumeración (que no son independientes de la estructura de los sistemas de poder), son preferentemente conservadoras y muy poco progresistas, pese a que el abusivo uso de esta palabra, convertida hoy en slogan talismánico para legitimar posiciones e intereses no siempre claros, pueda hacer pensar lo contrario.
Multitud de datos lo revelan: entre algunos significativos cabe señalar la connotación positiva que en lenguaje común tienen términos tales como “estabilidad” (no se cae) “normalidad” (está en la norma), “orden” (nada está fuera de su sitio, ni siquiera lo inclasificable que también tiene su rincón especial de “varios”). No convienen las sorpresas, sino que todo lo que pueda suceder está previsto. “Lo mejor es enemigo de lo bueno”, “más vale malo conocido que bueno por conocer” son frases de uso corriente en nuestro idioma y muestras de un conformismo impulsivo e irracional.
Los edificio más estimables y valorados son de piedra, símbolo de la permanencia y el inmovilismo. El mundo es suficientemente bueno y no se debe correr el riesgo de modificarlo; hay que acatar el orden existente, los modales y el comportamiento están ya establecidos y la principal tarea social es obedecer las reglas.
Pasó la hora de las revoluciones, cuyos efectos disolventes fueron lavados por procesos de asimilación que han actuado como detergentes históricos. Las obras de arte de los “revoltés” de ayer son poseídas por la burguesía, con un grado de estimación proporcional a su valor de cambio. El conservador, como dijo alguien, es un optimista respecto al pasado.
Desde niños se nos enseñan normas y reglas, cuyo incumplimiento es sancionado al mismo tiempo que se premia su obediencia, dejando impreso en la conciencia el sello de una ciega aceptación de la realidad enseñada. La escuela, por su parte, refuerza los estímulos de este signo: se exige “buena conducta” al niño, “quietud” a un ser básicamente inquieto, y “educación” – es decir, represión de lo instintivo- a quien es espontáneo por naturaleza. Se le sirve, además, el conocimiento del mundo según fue siendo averiguado en un pasado que sólo nos pertenece en cuanto a herencia recibida, pero que nosotros no hemos hecho.
La vida adulta no modificará estos patrones. Al contrario, porque los mecanismos de control social serán más eficaces y nuestro componente “niño”, aquel que podría liberar nuestras siempre existentes energías imaginativas y creativas, permanecerá oculto y reprimido.
El proceso docente en escalones superiores (la Universidad) tampoco inducirá cambios sustanciales, salvo con muy contadas excepciones. En sus aulas se imparte un conocimiento más especializado y científico del mundo tal como es, pero rara vez se plantea cómo podría o debería ser.
Más aún, una gran parte de las disciplinas académicas –tal como se presentan al discente- tiene un carácter cerrado, de verdad consolidada y sin variaciones. No estimulan los procesos imaginativos que nos pueden introducir en ámbitos nuevos y alternativos. Por el contrario, se inhibe cualquier desviación del cuerpo de conocimiento aceptado.
En una gran medida, por tanto, el conocimiento es un obstáculo al libre juego creativo intelectual, al proporcionar un conjunto de respuestas prefabricadas para casi todas las preguntas posibles.
De hecho, el proceso habitual para determinar la solución a un problema consiste en rebuscar en nuestro repertorio de soluciones ya ensayadas, hasta identificar la que parece ajustarse al caso de que se trata. La herencia del mundo griego, que constituye el modelo básico de los que llamaos “cultura occidental”, nos ha hecho subordinar la inteligencia a la razón y esta, como señala Ortega, es muchas veces una ocultación del pensamiento. “Es lógico”, decimos como argumento que zanja cualquier incertidumbre, cuando el campo de la lógica está sembrado de paradojas que destruyen la ilusión de hallarnos ante una construcción infalible (“no hay regla sin excepción”, oímos decir sin inmutarnos, aceptando una regla que afirma lo contrario de los que exige su validez)
Por su parte, el lenguaje aprisiona el pensamiento y condiciona la manera de usar nuestra inteligencia. No sólo configura nuestro pensamiento, sino que es muchas veces obstinadamente impreciso (cuánto es “mucho” o “poco”? ¿cuántos granos de arena son un montón? ¿y un puñado?) Lo mismo ocurre en la esfera de los sentimientos (“te quiero mucho”) Sólo se exceptúa la poesía, que en realidad constituye en muchas ocasiones un lenguaje “anormal”, puesto que utiliza como material la palabra para decirnos justamente lo que esa palabra no representa.
Lo erudito es una petrificación de la inteligencia en el conocimiento, como una gran roca que ha tenido un enorme crecimiento pero percibe el mundo desde un lugar fijo. Carece de la ligereza necesaria para elevarse sobre la realidad percibida y captar nuevas imágenes que permitan alumbrar otras expectativas.
Dicho en una forma muy simple, sabe –y razonar sobre lo sabido- nos impide pensar.
A. Einstein, alguien con cierta autoridad, dijo que “la imaginación es más importante que el conocimiento”
5.- ¿Enseñar la heurística?
Que el niño no aprenda la ciencia, que la invente
(J.J. Rousseau)
5.1.- Docencia y heurística.
Supuesto que tenemos capacidades creativas disponibles y que el mundo todavía no está definitivamente clausurado, la actividad heurística parece suficientemente sugestiva para atraer la atención de aquellos para quieren vale la pena el intento de superar los hábitos rutinarios y la inercia ante lo cotidiano, la conquista de nuevos horizontes intelectuales y la determinación personal orientada hacia un nuevo y más interesante destino.
Tenemos hoy a nuestro alcance, además, un conjunto de medios tecnológicos sin precedentes en la historia (por ejemplo, los ordenadores) , que hacen posible acometer con escaso esfuerzo la exploración de un gran número de alternativas, y permiten el acceso a posibles soluciones, que antes eran descartadas por ser inaccesible su cálculo.
Si es cierto que la actividad heurística no tiene fronteras de edad o profesión, si bien hoy día lo que suele llamarse “la formación” no se limita a los tradicionales periodos discentes en la juventud sino que cada vez se extiende más a toda la vida, parece también que esta actividad debería ser objeto de alguna atención en las instituciones de enseñanza, de las que está ausente.
En el ámbito universitario continúa primando un proceso docente basado en explicaciones magistrales, pruebas de suficiencia y pautas de acción muy propias del pasado, generalmente expuestas con un formalismo revestido de “respetabilidad académica”, dentro de un esquema dual maestro-discípulo (o sea, sabiduría-ignorancia), que responde en general a la estricta transmisión de conocimiento y se acomoda mal a los modelos más participativos e informales que postula la experimentación innovadora (Hermann Kahn: “la investigación y el descubrimiento no se producen sin un cierto desorden”)
Sin embargo, pensamos que dentro de un concepto moderno, en una universidad renovada y capaz de superar los viejos modelos de comportamiento, cabe la introducción de nuevos procesos, cuya práctica sistemática permita una fecunda renovación de ideas y una producción de pensamiento autónomo. De hecho, los métodos de “pensamiento paralelo” (los seis sombreros) de Edward de Bono son utilizados en universidades de varios países americanos y en bastantes empresas.
5.2.- ¿Enseñar o practicar la heurística?
Según lo dicho nuestra materia de trabajo presenta un perfil especial. No es enseñable en el sentido convencional de la palabra, porque el núcleo de la cuestión no es adquirir conocimientos, sino producir ideas, vivir situaciones creativas y enriquecer por ese medio al individuo con mayor cantidad de variedad de panoramas intelectuales que le capaciten para enfrentar problemas con nuevas perspectivas.
La adquisición de destrezas heurísticas, por tanto, no se basa en la versión habitual del estudio, que es el almacenamiento inteligente y ordenado de conceptos y relaciones, dirigido por la lección magistral en el aula o por el texto sistematizado, sino en una experimentación liberadora de la mente, para la creación de nuevos paradigmas.
Esta experimentación descansa en un aspecto fundamental que constituye la base de la acción: la animación, generalmente realizada en grupo, de las actitudes innovadoras mediante la práctica de un conjunto de métodos estimulantes del pensamiento libre. Estos métodos 8que constituyen un aspecto aparentemente paradójico: ¿someter la imaginación a reglas?) provienen del análisis de la innovación conocida y viene a ser la tabla de gimnasia con que entrena el atleta para reaccionar en forma refleja e instintiva frente a la dificultad.
Las actividades no pueden ser, por tanto, sesiones “académicas” en su versión habitual sino sobre todo sucesos y situaciones generados a partir de la práctica de un amplio repertorio de modos de pensar en forma creativa. Es decir, la aplicación de una técnica de entrenamiento intenso (como el judo se aprende en el “tatami”) que pueda despertar las dotes de imaginación personal, con frecuencia atrofiadas por el peso de la rutina y de lo trivial.
5.3.- Una propuesta a las instituciones docentes
De todo lo dicho se deriva una propuesta a las instituciones docentes para incorporara a sus programas actuales, como un elemento complementario (3) importante de formación, un taller de heurística (se elige la palabra “taller” por su adecuación al sitio donde se fabrican cosas; de eso se trata).
Esta decisión permitiría llenar un vacío que hoy existe, proporcionando a los alumnos la oportunidad de adquirir hábitos y métodos de pensar más libre y eficientes, de estimular y acrecentar sus dotes de creatividad y, sin duda, de enfocar las restantes materias a aprender con unas actitudes intelectualmente más abiertas, más propicias a una visión renovada del propio conocimiento y nuevas interpretaciones de los hechos.
La inserción de esta actividad en el plan docente admite distintas perspectivas:
Una de ellas es la de situarlo en los primeros años de trabajo universitario, a fin de que el adiestramiento adquirido durante el período correspondiente esté presente y actuante durante el estudio de cada una de las disciplinas fundamentales de estudio.
(3) No tendría mucho sentido hablar aquí de “nueva asignatura”. Ni siquiera de preconizar que sea o no obligatoria, ni de llevar a cabo un sistema de calificación de los alumnos en la materia. Tal como lo entiende el autor de esta propuesta, se trata de una actividad conveniente y, como tal, asumible en un plan docente moderno, pero fuera de las normas habituales de calificación académica de asignaturas “necesarias”.
Otra es la de hacerlo al final, cuando éstas ya han sido trabajadas y asimiladas, y el alumno se enfrenta a la actividad heurística con un bagaje propio de conocimiento, sobre el que puede comenzar a hacerse nuevas preguntas, planteadas desde una perspectiva y una esfera de pensamiento ajenas a las materias estudiadas pero que las incluye.
La valoración de cuál es el enfoque mejor no es competencia del autor de esta propuesta (quien, según las ideas que antes ha expuesto, ha de encontrar más favorable la primera posición; mejor aún en la escuela). Al margen de otras consideraciones, ha de buscarse su incardinación en el esquema docente en la forma más compatible con los programas, los tiempos y con los criterios de planificación propios de la autoridad rectora de cada centro.
6.- Métodos heurísticos.
Se exponen a continuación algunas de las pautas que han ido configurando la posible sistemática de la estimulación intelectual y de los procesos innovadores. El conjunto básico de métodos se puede enmarcar en cinco grandes apartados:
1) El mundo roto (el pensamiento del “¿por qué no?”)
Esta primera serie comprende un conjunto de ejercicios (que se mencionan brevemente en los puntos 1.1. a 1.7) que pueden incluirse entre las técnicas intuitivas y tienen por finalidad producir una mirada nueva, fuera de lo habitual, sobre el mundo que nos rodea, para descubrir sus posibles inconsistencias y principalmente para flexibilizar el pensamiento y liberarlo de los patrones mediante los que suele aceptarse en forma acrítica la realidad recibida.
2) La divergencia (la filosofía del “o”)
En la siguiente serie (2.1. a 2.8) se trata de admitir, como lo ha señalado De Bono, que frente al concepto aristotélico de “verdad” absoluta, cuyo hallazgo constituye el objetivo de la acción humana, existen otros modos alternativos de contemplar las cosas, incluso en forma diferente y simultánea (4).
3) La función (el “por qué”)
Después de las sesiones precedentes, cuyo propósito es la agilización de la mente y la liberación de los reflejos intelectuales más rutinario, se llega al punto en que es preciso reflexionar sobre las razones profundas de la innovación, que no son otras sino las de ayudar al ser humano a mejorar su vida proporcionándole cosas cuya razón de ser es el cumplimiento de una función. Esta serie (3.1 a 3.4) se orienta en tal dirección.
4) La analogía (el “como si...”)
Este cuarto bloque de ejercicios (4.1. a 4.6.) entra de lleno en una de las más básicas esferas del conocimiento y la comprensión, que está frecuentemente incorporada a nuestro lenguaje ordinario (esto es como...); se trata de una estructura intelectual consistente en tratar de entender lo incógnito por medio de sus isomorfismos o similitudes con cosas o hechos conocidos.
5) La combinatoria o filosofía del “y”
Esta última parte (5.1 a 5.5) aborda la cuestión en su mayor complejidad, correspondiente a la consideración aditiva de distintas líneas de pensamiento y a la exploración de múltiples alternativas. Es básicamente lo que A. Koester llama la bisociación. Entran en este rango las recombinaciones de partes previamente disociadas (el método morfológico de Zwicky) y las superposiciones.
Un posible guión de trabajo para un desarrollo heurístico podría basarse en la realización de sesiones de aplicación de métodos de estimulación creativa mediante el trabajo en grupo.
(4) ¿Cuál es la naturaleza de la luz, su “realidad”? La física moderna admite la explicación de ciertos fenómenos mediante la teoría ondulatoria, pero otros precisan de la teoría corpuscular.
1.1.- ¿Qué se puede hacer con...?
El mundo de objetos que nos rodea tiene un carácter fijo. Cada “cosa” tiene una función determinada a la que se asocia su nombre sin titubeos (“cuchillo: cortar”). Este ejercicio consiste en contemplar con extrañeza el objeto cotidiano. En preguntarse, como si se viera por primera vez, qué se puede hacer con él y para qué podría servir. La experimentación se plantea como un ejercicio libre de variaciones que modifiquen el papel funcional de objetos comunes.
1.2.- La ruptura.
La práctica totalidad de objetos y artefactos que utilizamos proceden de una respuesta a un determinado problema. Pero normalmente los tenemos asimilados como la respuesta, como algo fijo que no da lugar a posteriores perfeccionamientos. Es preciso, por tanto, liberarse del sometimiento mental de las cosas modificándolas radicalmente: muchas son como son porque tienen una determinada dimensión (aumentarla, disminuirla), una cierta ordenación (invertirla), una asociación con otros objetos (trastocar las relaciones). Romper el objeto. Buscar el contrario. Buscar el “antiobjeto”.
1.3.- El juego con las palabras.
Las palabras que utilizamos están cargadas muchas veces de connotaciones ajenas a su estricto significado; representan con frecuencia juicios de valor más que designaciones. Es preciso, por consiguiente, despojarlas de esos contenidos y buscar muevas significaciones, ejercitarse en la búsqueda de nuevas asociaciones, liberándose de todas las censuras inconscientes que traban el pensamiento por medio del lenguaje.
1.4.- El juego con los pensamientos.
“Todo el mundo lo sabe”, “es claro que...” son dichos diarios que dan por supuesta una evidencia al menos discutible. Las frases hechas (incluidos los refranes y la “sabiduría popular” impregnan nuestro modo de pensar y le suministran “evidencias” no siempre tan evidentes (“tanto va el cántaro a la fuente...” que trae mucho agua”. Ante este fenómeno – casi siempre inconsciente – que contribuye a hacernos creer lo que no tiene por qué ser fatalmente así, conviene modificar los contenidos de este tipo de pensamiento acrítico mediante la creación de “antiproverbios”, provocar un retorcimiento de las verbalizaciones aceptadas y practicar un auténtico juego libre con los pensamientos.
1.5.- La distanciación
Ponerse lejos de los acontecimientos. Ver la tragedia o la situación feliz desde una cierta distancia (sin entristecernos ni alegrarnos por estar dentro de ellas, es decir, sin participar en la carga emocional asociada) supone una experimentación que proporciona una nueva visión de los hechos y nos adiestra en la adquisición de nuevos modos de contemplarlos. El ejercicio consiste básicamente en tomar un cierto acontecimiento y buscar una narración alternativa de la habituales, desde perspectivas que no corresponden con el perfil ordinariamente vivido de la situación.
1.6.- Los escenarios.
El orden que vivimos está hecho sobre una situación en la que una serie de variables tienen sus valores en un campo relativamente estrecho de variación y mantienen así el equilibrio homeostático al que estamos habituados. Cambiar drásticamente el valor de las variables (coste de la energía multiplicado por mil, vida humana media de 200 años) o suprimir alguna de ellas (no se producen plásticos en el mundo, un virus desconocido hace desaparecer todos los “chips” y se inutilizan los ordenadores) y construir el escenario que corresponde a esa nueva situación.
2.1.- “Continuará...”. La narración de episodios.
Es un juego verbal, orientado a la estimulación imaginativa, en el que el animador describe una escena con personajes a los que abandona en una determinada situación y cede a los participantes, sucesivamente, la tarea de continuar la narración. Permite descubrir actitudes y subrayar los todos emocionales asociados a cada intervención.
2.2.- Las intrigas.
Parecido al anterior, pero en este caso se determinan el principio y el final de la historia, dejando al cuidado de los participantes la narración de los hechos posibles que conducen de un extremo a otro.
2.3.- Las formas inductoras
Aquí se trata de dar respuesta a formas gráficas predeterminadas que se ofrecen a los alumnos para que, a partir de ellas, completen un dibujo, el cual se somete a algunas prescripciones formales.
2.4.- Las palabras inductoras
Construcción de frases coherentes o de cortas narraciones basadas en la extracción al azar de palabras de un conjunto previamente establecido.
2.5.- Los ejercicios de estilo.
Tratan de estimular las aptitudes verbales, expresando en la forma más múltiple y variada posible un idea inicialmente expuesta.
2.6.- La reacción ante el suceso.
Se plantea a los alumnos un suceso inesperado e insólito, del que deben hacer su descripción, explicación de causas y la conducta que a juicio de cada cual deben seguir los atores, incluido el actor como participante en el mismo.
2.7.- El fin y los medios
Se proponen unos fines determinados y el grupo de trabajo busca, por analogía, por oposición y por todos los caminos mentales posibles los medios para alcanzarlos. Una vez producidos los esquemas básicos, se clasifican según su adecuación y viabilidad.
2.8.- El pensamiento paralelo.
Es el método de pensamiento de De Bono: el rechazo de la racionalidad del mundo griego de pensamiento (búsqueda de “la verdad” es decir, de la única verdad) y aceptación experimental de posible alternativas a esa verdad, ya no considerada como categoría constituida por un absoluto a encontrar.
3.1.- Las preguntas del extraterrestre.
Es un “rol playing” en el que alguien que viene de otro planeta y al que hay que responder de forma satisfactoria (que lo entienda) interroga sobre diversos aspectos de nuestro vivir cotidiano. Hay que explicar aspectos aparentemente tan triviales como qué es una ciudad, un teléfono o un lápiz a quien desconoce nuestro mundo.
3.2. La defectuología.
Es la actitud inversa de la anterior. En lugar de tratar de averiguar educadamente cómo son las cosas, se intenta reventar esas cosas desde dentro de ellas mismas, buscando todos sus defectos y aspectos insatisfactorios.
3.3.- El análisis motivacional
El mundo del que nos rodeamos y que frecuentamos está lleno de significaciones personales, ya sea en el campo de los objetos de uso normal, ya en el de las asociaciones a que pertenecemos o de las instituciones. En muchos casos, las cosas poseen un fuerte componente afectivo o social que constituye el verdadero motivo por el que las adquirimos o las usamos. Este ejercicio consiste en explorar, sobre un campo suministrado previamente de objetos y/o servicios, las posibles motivaciones implícitas en su uso.
4.1.- Las relaciones analógicas
Este ejercicio tiene por finalidad explorar las relaciones analógicas (puntos comunes, puntos diferenciales), entre una serie escogida de objetos, y en ejercicios libres de búsqueda de objetos disímiles para intentar encontrar relaciones analógicas entre ellos.
4.2.- La parábola
La parábola es una pura expresión analógica. El trabajo consistirá en la construcción de parábolas que traten de transmitir algunas ideas previamente seleccionadas.
4.3.- El esquema gráfico
La descripción verbal de la realidad es forzosamente secuencial, lo que dificulta adquirir una comprensión rápida de lo descrito cuando ello es complejo y está interrelacionado en forma múltiple. Los esquemas gráficos, en estas ocasiones, la sustituyen con ventaja (piénsese en la inspección del organigrama de una organización y en su descripción verbal). El ejercicio consistirá en realizar esquemas descriptivos de una serie predeterminada de formaciones propuestas.
4.4.- La analogía vivida.
Es una exploración de cualidades físicas de objetos y artefactos por medio de una identificación del propio cuerpo con los mismo, intentando “sentir” en él las funciones, movimientos y esfuerzos que experimenta.
4.5.- La investigación analógica
Consta de tres fases:
1ª) Búsqueda de analogías: estudio de objetos tratando de descubrir en el mundo de los restantes objetos aquellos que tienen relaciones de estructura o función.
2ª) Elección y clasificación
3ª) Explotación de las analogías escogidas. Aplicación de nuevas ideas al objeto.
4.6.- La analogía de relación
En este apartado, el objetivo es el descubrimiento de analogías de las relaciones entre entidades diversas.
5.1.- Las matrices de descubrimiento de Moles
Método analítico consistente en el establecimiento de relaciones múltiples entre diversas variables, representadas en forma matricial, que definen un objeto, un sistema o una situación.
5.2.- La invención de palabras y pensamientos
Inventar nuevos nombres y adjetivos para designar y calificar entidades que hoy se describen mediante conjuntos de palabras. Inventar ideas mediante la mezcla o superposición de otras ideas.
5.3.- Objetos inductores
Utilización de una lista de objetos inductores, a partir de los cuales se intenta perfeccionar un objeto de investigación.
5.4.- Combinatoria de calidades.
Aquí se hace abstracción del cómo son los objetos en la realidad para formular las cualidades deseadas y superponerlas por subconjuntos y componentes para después buscar recomposiciones distintas.
5.6.- La superposición
Este método es de alguna manera el inverso del anterior. En lugar de hacer una descomposición del objeto, se asocian y superponen objetos distintos, para provocar ideas nuevas sobre estos, o generar otros.
Algunos temas complementarios
- El diseño y sus métodos.
- El método Delphi
- La experimentación situacionista: la deriva psicogeográfica.
Bibliografía básica
A. Kaufman. M. Fustier, A. Drevet: L’Inventique
F. Zwicky: Discovery, Invention, Research through morphological approach.
A. Koestier: El grito de Arquímedes
O. Osborn; Applied imagination.
B. De Jouvenel: L’Art de la Conjecture
W. J. J. Gordon: Sinectis: The development of creative capacity
M. Fustier: Introduction a l’heuristique fonctionnel
E. de Bono: Paraliel thinking. From socrativ to De Bono thinking.
I’m right, you are wrong
Travaux et Recherches de Prospective: La méthode des escenarios
A. Moles: La création scientifique
Roger Von Oech; The creative WhackPack
Bibliografía relacionada:
L. von Bertalanffy: General Systems Theory
Ch. Jones: Design methods. Seeds of human futures.
Ch. Alexander. A city is not a tree.
J. A. Marina: Elogio y refutación del ingenio.
Lewis Carroll: Alicia en el país de las maravillas. Alicia a través del espejo.
La creación abierta y sus enemigos (textos situacionistas de Debord, Jörn, Constant y otros)
H. Simon Las ciencias de los artificial.
A. Anguila y otros.: Systems thinking.
J. Forrester: El carácter contraintuitivo de los sistemas sociales.
O. C. D. E (Interfuturos): Facting the future.
A. C. Decouflé: La prospective.
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